El arte de tatuar la piel no es algo nuevo para nosotros, apareció hace miles de años con métodos y significados distintos de los que encontramos hoy por hoy. Existe constancia del tatuaje en humanos desde que, en el 3255 a.C., un hombre apodado actualmente como momia de Ötzi falleció en los Alpes. Su cuerpo, con hasta 61 tatuajes, fue encontrado por dos alpinistas alemanes en 1991.
Tatuajes de la momia de Ötzi
Fuente: Marco Samadelli/ Live Science
Aunque esta no fue la única momia hallada con tatuajes... También nos encontramos con Amunet, una sacerdotisa egipcia que tenía una serie de líneas y puntos en distintas partes del cuerpo. Se cree que, durante el periodo egipcio, los tatuajes se realizaban con fines curativos y las mujeres eran las únicas que los llevaban dado que no hay constancia de hombres egipcios tatuados.
Tatuajes en el cuello de Amunet
Fuente: Anne Austin, 2017/ BIFAO
A lo largo de los años, los egipcios difundieron esta costumbre hasta otras partes del mundo, llegando hasta países del Oriente. En Japón aparecieron los Hori, artistas del tatuaje tradicional que eran considerados maestros en la decoración del cuerpo. Actualmente los tatuajes en Japón se relacionan con la mafia japonesa de la Yakuza, por lo que no están muy bien vistos. Existen, incluso, establecimientos donde prohíben la entrada a personas tatuadas.
Integrantes de la Yakuza
Fuente: Obaka-San, Japón, 2018/ Blendup.art
Cartel de prohibición de entrada a personas tatuadas
Fuente: Aaron Kidd, Japón, 2016 / Stars and Stripes
Del mismo modo, en otros países orientales, el tatuaje se utilizaba como método de castigo y como marca a los criminales.
Sin embargo, en la Polinesia era costumbre llevar todo el cuerpo lleno de tatuajes. Generalmente estos tatuajes formaban motivos geométricos y se iban realizando por todo el cuerpo a lo largo de la vida hasta llegar a tenerlo completo.
En algunas regiones de la Polinesia, como las Islas Marquesas, los tatuajes en las mujeres eran símbolos relacionados con lo erótico y sexual. Llevaban todo tipo de diseños obscenos tatuados en sus manos y pubis. En los hombres, en cambio, representaban la valentía y la fortaleza.
En Samoa (Polinesia), ya se empezaban a tatuar desde bien jóvenes. Soportar un tatuaje era muy significativo para ellos y, si no aguantaban el dolor, suponían una vergüenza para todos.
Los maoríes de Nueva Zelanda lo utilizaban para representar su estatus social y, por otra parte, con fines místicos. Se decía entonces que los tatuajes canalizaban la energía cósmica.
Maori, New Zealand
Fuente: Autor desconocido/ Muzi v Cesku
Fue en la Polinesia también donde se estableció su etimología; “tatau” en polinés quiere decir “marcar” y, en 1771, los marineros ingleses que fueron de expedición a la Polinesia acompañados de James Cook, trajeron a Europa lo que ahora conocemos como tatuaje moderno. Consolidaron el arte del tatuaje mediante la palabra “tattoo”, tal y como se conoce hasta la fecha. Con el paso de las décadas, los marineros adoptaron el tatuaje como método distintivo y con el fin de grabar símbolos en su piel. A lo largo del tiempo, el tatuaje en los marineros se empezó a asociar con la delincuencia, ya que estos en ocasiones eran criminales que navegaban para no ser condenados en tierra firme.
Marineros tatuándose
Fuente: PravyMuz
¿Sabías que...?
Algunos marineros se tatuaban un cerdo y un gallo en los pies. Puede parecer raro, pero tiene una explicación: Los gallos y los cerdos se guardaban en cajas con corcho durante las travesías, por lo que, cuando los barcos se hundían, eran estos los únicos animales supervivientes. De esta manera, los marineros adoptaron esta simbología y se la tatuaban para evitar ahogarse en caso de hundimiento.
Tatuaje de gallo y cerdo en unos pies
Fuente: Sail Friend
Durante la Guerra Civil estadounidense, conocida también como Guerra de Secesión, se popularizó el arte del tatuaje y, años después, apareció el primer estudio de tatuajes en 1870 en Nueva York de la mano de Martin Hildebrant. En él se utilizaban otros métodos para tatuar ya que no fue hasta pocos años más tarde (1891) cuando se creó la primera máquina de tatuar.
Martin Hildebrandt (1825 – 1890)
Fuente: Style International
El tatuaje se fue instaurando en la sociedad Occidental y, durante la Primera Guerra Mundial, nació el estilo de tatuaje Old School. A menudo lo que componía este estilo eran tatuajes con simbologías comunes que representaban el patriotismo de la época.
Más adelante, durante la Segunda Guerra Mundial, fue la Alemania nazi la que empleó el tatuaje durante el conflicto bélico. El uso del tatuaje en este caso resultaba ser un símbolo de distinción para los prisioneros judíos. Por otra parte, también suponía un acto de humillación, ya que la cultura judía no admite los tatuajes.
Tatuajes de prisioneros judíos
Fuente: BBC
La religión también tomó un gran papel dentro del mundo de los tatuajes. En la Edad Media se veía al tatuaje como un acto de mutilación corporal y esto provocó que por mucho tiempo las personas con tatuajes se asociaran a la clase baja y, posteriormente, al circo. Allí, las personas muy tatuadas eran una atracción para los visitantes junto con las personas con malformaciones. Ambos eran objeto de burla y recibían constantes vejaciones de los turistas.
Nora Hildebrandt
Fuente: Kainowska
A partir de los años 60, acompañando al movimiento hippie, el tatuaje se consolidó entre la población y comenzó a verse en más individuos, aunque se continuaba manteniendo como señal de pertenencia a un grupo.
Con el paso de los años la función distintiva del tatuaje se fue desvaneciendo hasta alcanzar lo que conocemos a día de hoy como arte del tatuaje; una mezcla entre simbología, elemento diferencial y herramienta estética.