¿Los tatuajes tienen copyright?
Todas las artes tienen derecho de autor y el mundo del tatuaje no se queda atrás.
24 Mayo 2024
Como con cualquier otra rama del arte, el tatuaje debe ser considerado bajo la misma regulación legal y moral que los protege.
¿Qué queremos decir con esto? Que, si una pieza perteneciente a las artes plásticas cuenta con un respaldo que la resguarda de ser imitada, cediéndole la propiedad total de la obra, el arte del tattoo debería adquirir el mismo derecho.
Según una encuesta realizada en nuestra cuenta de Instagram, en la que preguntamos si un tatuaje tiene derecho de autor, un 52% respondió que sí, un 29% prefirió optar por decir que “no todos” y un 19% opinó que no.
Si bien la mayoría (por poco) sentenció que, bajo su criterio, los tatuajes tienen una propiedad intelectual, toda la otra mitad parece no estar bien informada al respecto, lo cual no es extraño, ya que esta temática no suele tener una gran difusión, a no ser que se viralice un caso de importancia.
La respuesta correcta es que sí, los tatuajes tienen derecho de autor.
Los tatuadores suelen ser creadores intelectuales del diseño que plasman en el cuerpo del cliente, por lo tanto, son piezas artísticas que le pertenecen enteramente a su artista inventor.
Para que esta obra quede amparada bajo los derechos de autor, debe permanecer en un medio de expresión tangible, en este caso, la piel.
Para meternos en tema, primero despejemos una duda esencial:
¿Qué es la propiedad intelectual?
Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), este término se refiere a las creaciones de la mente, es decir, a los inventos, obras literarias, artísticas, símbolos, nombres e imágenes que sean utilizados en el comercio.
Esta regulación protege, bajo los derechos correspondientes, al autor de ser copiado o duplicado por otras personas.
La organización divide la propiedad en dos categorías: la industrial que contiene las patentes, marcas y diseños industriales y, por otro lado, la que a nosotros nos compete:
Los derechos de autor.
¿Qué incluye la ley de derecho de autor?
Antes que nada, empezaremos diciendo que el derecho de autor no exige ser registrado, lo que quiere decir que, no hace falta que su creador inscriba su obra en algún padrón.
También, debes saber que estos derechos se dividen en dos bloques, uno relativo a la explotación de la obra y otro, referido a los derechos morales.
En el primer caso, se le concede al artista propietario el derecho de recibir una retribución económica en consecuencia de la explotación de su obra a través de una posible distribución, reproducción o transformación.
En el segundo caso, permite que su autor pueda reclamar el reconocimiento de su titularidad y preservar su integridad.
Una vez aclarado esto, entraremos en un delicado tema que incumbe directamente a los tatuadores: La propiedad y la posesión.
El cliente, una vez tatuado, es poseedor de la pieza artística del tatuador, lo que significa que, carga con la tenencia física de la obra, pero no su propiedad, ya que esta pertenece siempre a su creador.
Esto no significa que la persona portadora del diseño no tenga el derecho de lucir su nueva adquisición, de hecho, nada lo restringe a compartirlo con sus amigos y familiares a través de fotos en las redes sociales, o mismo, si su profesión es arriba de una pasarela, no habría ningún inconveniente si expone su tatuaje antes las cámaras, el problema radica con su exclusiva y específica comercialización.
A continuación, te explicamos con mayor precisión.
La libre exhibición del diseño no es considerada una cuestión que transgrede la ley, si no que, el inconveniente surge cuando es usado con propósitos comerciales que generen ganancias.
Cuando se crea material audiovisual como un comercial televisivo, donde se muestre de forma explícita el protagonismo del diseño plasmado en el poseedor, o cuando se generan productos donde se plasma la obra en su material, son claros casos de la violación a los derechos de autor.
Si su uso tiene fines lucrativos, es justo que el propietario intelectual reciba una remuneración a cambio, aunque también, como medida principal, sería ético consultarlo con él a la hora de darle la utilidad nombrada.
Lo mismo ocurre cuando un artista copia el diseño de otro artista, sin que este último le haya cedido los derechos, o haya recibido una retribución por la réplica monetizada.
En esta ocasión, podríamos relacionarlo un poco más con el segundo caso de la ley de derecho de autor, en el que el creador puede reclamar ser reconocido como el propietario y respetado como tal.
¿Qué sucede cuando se infringen los derechos de autor?
Cuando se violan los derechos de propiedad intelectual, tanto en el ámbito físico como en el tecnológico, se procede a una demanda civil con el fin de indemnizar (compensar) el daño causado.
Dependiendo de la infracción, corresponde a un ilícito civil o penal, en el caso de violar el código penal, se puede sancionar con multas y hasta prisión.
Lamentablemente, la Subdirección General de Propiedad Intelectual no tiene asesoría legal particular, la mejor opción sería recurrir a un abogado especialista que pueda llevar el caso adelante.
¿Cuándo se considera autor intelectual?
La persona creadora de la obra artística del tatuaje obtendrá los beneficios de ser amparado bajo la regulación de “derecho de autor” siempre y cuando este pueda demostrar que cumple con los requisitos de originalidad y creatividad.
Hace falta más información y difusión
Si bien podemos confirmar con la información dada que la cultura del tatuaje está protegida bajo los mismos derechos de autor que cualquier otro sector artístico, esta problemática en los tatuajes, en particular, genera varias dudas con respecto a la cantidad de casos diferentes que se pueden presentar.
¿Qué pasaría si alguien decide borrarse un tatuaje, o hacerse un cover-up y hasta qué punto es copia según pase por un proceso de transformación?
Como vemos, hay muchas aristas para aclarar y no hay una resolución a la que recurrir por el momento, desde nuestra perspectiva pensamos que lo más conveniente para ayudar a nuestra práctica es promover la difusión para que todos los tatuadores estén al tanto de sus derechos y exijan el esclarecimiento de todo lo necesario para sentir que su arte se encuentra protegido.
También les aconsejamos que si pasan por una circunstancia de copyright, lo consulten con un abogado.