Arte clandestino: Tatuajes ilegales en Corea del Sur
La cultura del tatuaje crece en el país, pero las leyes y los prejuicios la detienen
11 Marzo 2022
Una gran parte de la población mundial ya aceptó los tatuajes como una nueva ramificación del arte, y ha dejado atrás todo tipo de estigmatización que lo cargue de una visión negativa, pero todavía existen culturas que le adjudican una muy mala prensa.
Es el caso de Corea del Sur, al igual que ocurre en los territorios vecinos de China y Japón, que, si bien su sociedad ha evolucionado en varios aspectos, mantienen una educación tradicional muy arraigada, donde sus principios conservadores rechazan rotundamente los diseños sobre la piel.
La cultura coreana considera a ésta práctica inadmisible por varias razones:
Un tatuaje como castigo
Durante la dinastía de Joseon, que comenzó en julio de 1392 siendo fundada por Taejo de Joseon y finalizó con el reemplazo del Imperio Coreano en octubre de 1897, se practicaba una peculiar sanción.
Los habitantes que decidían llevar su camino hacia la delincuencia eran castigados recibiendo tatuajes con inscripciones, que contenían el nombre del delito cometido. También, las mujeres que eran infieles con sus maridos debían ser marcadas de igual forma.
Familiarización con el vandalismo
Hace ya mucho tiempo, en Corea del Sur, las personas que decidían tatuar su cuerpo eran delincuentes que dedicaban su vida a los negocios ilícitos, en bandas callejeras de gangsters, donde utilizaban el recurso de marcar su piel como código de comunicación interna.
Filosofía coreana
El confucianismo es una filosofía de vida que conlleva prácticas religiosas y puntos de vista morales particulares, los cuales son adoptados por sus seguidores en su día a día. Ésta doctrina, que es de las preferidas en el país, promulga el culto y respeto por el cuerpo humano y rechaza todo tipo de daño hacia él, considerando las modificaciones físicas como una aberración irrespetuosa.
La opinión del entorno, todavía, tiene un gran peso en la cultura coreana de hoy en día, por lo que estas razones mencionadas son motivo para pensar que los portadores de tatuajes son personas que desafían las normas; los cuales traen consigo problemas como la dificultad para conseguir trabajo o la incomodidad de la mirada de un anciano con estas ideologías añejas.
Fuente: @pittakkm
Los únicos autorizados para tatuar: Los doctores
En el año 1992, la Corte Suprema de Corea del Sur dictaminó que los médicos profesionales sean los únicos habilitados para realizar tatuajes, ya que lo consideraban como un procedimiento de riesgo donde se podían contraer infecciones en consecuencia de las tintas y la dudosa esterilización de materiales.
Sin embargo, son muy pocos los que han decidido ejercer como tatuadores legales, ya que su titulación en medicina es considerada de gran prestigio en la sociedad y dedicarse al arte corporal sería arruinar su reputación. Sumado a que estos trabajadores de la salud (en su gran mayoría), no son artistas. Entonces, si bien están calificados para la tarea por sus estudios sanitarios, no lo están desde el punto de vista habilidoso y artístico.
Esta circunstancia provoca que quienes sí llevan consigo la pasión y destreza por este arte, pero que no cuenten con su licencia médica, queden a las penumbras de la ley.
Clandestinidad de los artistas
Debido a la situación antes mencionada, existen incontables artistas que trabajan en una clandestinidad constante, con la incertidumbre de ser detectados por las autoridades y enfrentar multas de altos costos, o inclusive, quedar detenidos en una prisión. Por este motivo, los estudios de tatuajes no cuentan con la promoción de carteles o anuncios en la vía pública sino que, más bien, se manejan con la antigua difusión del boca a boca, o utilizando sus redes sociales con precaución.
Un caso muy conocido recientemente es el de Doy, un tatuador considerado de los mejores de Corea del Sur, el cual tuvo la oportunidad de tatuar figuras públicas de gran relevancia como Brad Pitt y Lily Collins.
El año pasado, como consecuencia de la viralización de un video en dónde tatúa a una reconocida actriz surcoreana, un tribunal de la Seúl (capital de Corea del Sur) lo declaró culpable por infringir la ley que autoriza únicamente al cuerpo médico para realizar la práctica y le aplicaron una multa de cinco millones de wones (3.700 euros).
Fuente: @tattooist_doy
Camino a la legalización
En el año 2016, un miembro de la Nueva Unión Democrática Política, llamado Chun-Jin-jin, emitió un proyecto en la 17va Asamblea Nacional, la cual sacaría de la clandestinidad a un gran número de artistas. La ‘Ley de Tatuajes’ fue rechazada por el peligro que representaba para la salud pública no ser aplicado por un especialista.
Recientemente, esta problemática llamó la atención del candidato presidencial Lee Jae-myung, perteneciente al Partido Demócrata.
El postulante afirma públicamente que no tiene sentido que una industria que factura unos 900 millones de euros al año, siga siendo ilegítima. Por esta causa, promete apoyar a los proyectos que promuevan su legalización y que se encuentren pendientes en el proceso parlamentario.
Después de esta noticia, que despierta la ilusión en la cultura emergente del tatuaje, Doy le comenta a la agencia Reuters: “Estoy muy agradecido por su promesa. Es la mejor inspiración artística que hemos tenido los tatuadores últimamente”.
Actualmente, los estudios de tatuaje (por el momento clandestinos), incrementan su clientela día a día, ya que los jóvenes coreanos están logrando progresivamente derribar los prejuicios implantados en su cultura. Según la empresa de investigación “Gallup Korea”, el 80% de los veinteañeros y el 60% de los que rondan las edades entre 30 y 50 años, apoyan la legalización del arte corporal por parte de los artistas.
Las nuevas generaciones están haciéndose notar en esta lucha que encamina hacia la futura legalización, y ojalá, la victoria pronto sea suya.
Fuente: @badhands_tattoo
¿Qué piensas de la cultura del tatuaje en Corea del Sur?¿ Podrías vivir bajo esta clandestinidad? ¡Te leemos!